domingo, 12 de agosto de 2007

Capítulo 21

21

Esa noche, Josephine compartía en el Hotel Costa Vasca una copa de jerez con el sargento Eizagirre. Sentados junto a la barra del bar comentaban la partida de Madelaine.
-Es lo que yo llamaría alejarse de la escena del crimen. - Opinó el policía. El comentario encendió una luz de alarma en la conciencia de Josephine. ¿No sabría algo el sargento respecto al affaire Madelaine-Iñaki? Trató de apartar la idea recurriendo al aceptando que estaba frente a un ser transparente. “Pero, -volvió a dudar- el desconfiar era algo natural en su profesión y su transparencia ¿hasta dónde llegaría? ¿no habría exagerado Madelaine en su declaración y el sargento lo había percibido?” La inquisitiva voz de Eizagirre la sacó de sus lucubraciones. -¿En que se ha quedado pensando? No creo haber dicho nada especialmente profundo? ¿O si? Le ruego me lo diga.
“¿La estaba probando?” Pensó Josephine y el estímulo de esa nueva duda la hizo reaccionar como si la hubieran conectado a una corriente eléctrica.
-No, simplemente reflexionaba sobre los policías que no pueden sustraerse a su oficio... por aquello que dijo antes sobre “la escena del crimen”.
-No me interprete de manera tan estricta, ya que no pretendo ser Sherlock Holmes - respondió él esforzándose por sonreír sin conseguirlo -ocurre que me interesa conocer su opinión respecto a eso. ¿Es que duda usted... no cree que aquí se ha cometido uno?
Ella sintió que no tenía ninguna respuesta, y apenas se animó a construir una teoría buscando disimular su indecisión. -Bueno... Al menos, no ha muerto nadie. ¿No significa eso nada? - Se animó a decir.
-Si, pero, me gustaría explicarle... su amiga ha reaparecido con vida, y la situación se ha superado. Pero no necesariamente hace falta un asesinato para considerar que ha existido una acción ilegal...
-... creí que estábamos ante un caso cerrado. -Indagó temerosamente Josephine.
-Puede que lo sea, o debería serlo... pero al respecto tengo un conflicto que debería confesarle, más allá de mi convencimiento de que no era un caso más. Si parto cuidadosamente de las razones que le di aquel día, también estaba usted de por medio. Y usted me interesó desde un primer momento, como me sigue interesando ahora, debo decirlo. En fin... entonces, puede parecerle absurdo, pero existiendo esta inclinación me siento doblemente obligado a encontrar y llevar a la justicia a quiénes le hicieron vivir tan malos momentos a su amiga, que por serlo, se convierte para mí en un ser muy especial. Pero no se trata sólo de lo que pienso, ya que mis superiores opinan exactamente lo mismo. Creo que con esto aclaro una de sus dudas: la investigación no está cerrada, y la decisión es seguir adelante hasta detener a los culpables.
Josephine sintió renacer su intranquilidad. Temía que forzando las investigaciones, Madelaine terminara involucrándose en una acción criminal en la que paradójicamente había sido víctima y testigo.

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